El turismo rural se ha convertido en una de las opciones más buscadas por las familias que desean escapar del frenesí de la ciudad y disfrutar de unos días en contacto con la naturaleza. Si a esto le añadimos la posibilidad de compartir estas experiencias con los más pequeños de la casa, el viaje se convierte en inolvidable.
Nada como iniciar la jornada con un buen paseo por el campo o la montaña. Los niños se divertirán observando los animales, recolectando flores y setas o simplemente echando a correr por los senderos. Otras opciones son la práctica de senderismo o el ciclismo de montaña, actividades diseñadas para disfrutar en familia y que permitirán a los más pequeños vivir una experiencia única con sus padres.
Si buscamos algo más aventurero, una buena opción es el rafting o el descenso de barrancos, actividades que pueden realizarse con niños a partir de 8 años y que les encantarán. Los que prefieran algo más tranquilo pueden probar el piragüismo o la pesca en los ríos y lagos que se encuentran en muchas zonas rurales.
Los pueblos rurales suelen contar con una amplia oferta cultural, gastronómica y lúdica que merece la pena conocer. En muchos lugares se organizan fiestas y festivales locales que no dejarán indiferentes a los niños, como por ejemplo las fiestas del vino o de la matanza. Los más interesados en la historia y el patrimonio pueden visitar los museos rurales y otros monumentos históricos que se encuentran en muchos de estos lugares.
También es importante conocer la gastronomía de la zona y probar los platos típicos que se ofrecen en los restaurantes. Elaborados con ingredientes de la región y cocinados de forma tradicional, la gastronomía rural ofrece una combinación perfecta de sabores y texturas que no dejará indiferente a ningún paladar.
Para los amantes de los animales, la visita a una granja o reserva de animales puede ser una actividad muy interesante y educativa. Los niños tendrán la oportunidad de conocer y cuidar de los animales, lo que les permitirá aprender sobre el mundo animal y sobre el respeto a la vida en el campo. También son muy interesantes las actividades que permiten montar a caballo, lo que hará que los niños tengan una experiencia inolvidable.
Una actividad muy divertida y original es realizar una acampada nocturna en el campo. Podemos montar nuestra propia tienda o alquilar una ya montada en muchos campings rurales. Los niños disfrutarán de una noche bajo las estrellas y en contacto con la naturaleza. Siempre podemos hacer una hoguera y contar historias, una actividad que siempre les encanta a los más pequeños.
El turismo rural es una actividad perfecta para disfrutar en familia. Las posibilidades son muchas y todas ellas muy divertidas y educativas. En resumen, es una forma de vivir experiencias únicas en contacto con la naturaleza y con nuestros seres queridos.
Estas son solo algunas ideas de actividades que pueden realizarse en un viaje rural con niños. La verdad es que las posibilidades son muchas y dependerán siempre de la zona que visitemos y del tiempo de que dispongamos. Pero lo importante es disfrutar de las experiencias y de la naturaleza con nuestros hijos. Sin lugar a dudas, viviremos momentos inolvidables de diversión, aprendizaje y familia.